En el Bosque de Chapultepec han convergido el ambiente natural con el social. El Centro de Cultura Ambiental reconoce esta dualidad y ofrece nuevas formas de relacionarnos con el entorno.
Desde la época prehispánica el espacio que hoy constituye el Bosque de Chapultepec ha representado una convergencia entre la civilización y el ecosistema.
De los baños de Moctezuma, el Castillo de Chapultepec a los diferentes museos que modernistas que se construyeron en el siglo XX; el Bosque es, pues, al mismo tiempo, el mayor pulmón de la Ciudad de México, lugar de esparcimiento, centro para las artes y la educación, etcétera.
Pero sobre todo el Bosque, sus áreas verdes y espacios construidos representan uno de los mayores y más importantes espacios públicos para las personas que habitan o visitan la Ciudad de México.
Nuevos proyectos para nuevas realidades
Aún cuando el Bosque de Chapultepec es uno de los parques urbanos más grandes de América Latina, con el tiempo, algunas decisiones gubernamentales y el crecimiento desorganizado de la Ciudad de México, lo llevaron a deforestación y deterioro, lo que ha disminuido su efectividad como espacio público y natural.
Con el fin de hacer convertir el Bosque en «un centro cultural de primer nivel», en 2019 el gobierno federal notificó que sobre un magno proyecto conocido como «Chapultepec Naturaleza y Cultura» bajo el diseño del artista Gabriel Orozco. Entre los objetivos están hacer una restauración ecológica, renovar espacios y construir nuevas atracciones.
Una de las construcciones programadas que recientemente se inauguró fue el Centro de Cultura Ambiental, a cargo del despacho ERRE Q ERRE arquitectura y urbanismo.
ERRE Q ERRE, especialistas en espacio público
Con casi una década de existencia, el despacho ERRE Q ERRE ha construido una amplia trayectoria en proyectos de mejoramiento de espacios públicos y rehabilitación de parques urbanos, con el fin de mejorar la calidad de vida de los usuarios y potenciar el disfrute colectivo, enfatizando la importancia que tienen los espacios abiertos y los elementos naturales en nuestro entorno.
«Creemos en el gran potencial que ofrecen los espacios públicos como detonadores de cambios sociales y educativos», nos cuenta en entrevista para Glocal Design Rafael Ponce Ortiz, fundador y director de ERRE Q ERRE.
ERRE Q ERRE fue el ganador del Concurso Nacional para el Centro de Cultura Ambiental y Jardines Temáticos Etnobotánicos en el Bosque de Chapultepec, proyecto que está en uso desde inicios de 2023.
Anteriormente a establecer su propio despacho, Rafael Ponce Ortiz fue director de Proyectos Especiales en la Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México en diversos proyectos de rehabilitación urbana, además de que fue miembro de la comisión de selección y tutor del Sistema de Apoyos a Creadores y Proyectos Culturales para Jóvenes Creadores / Arquitectura del FONCA en el periodo 2021-2022.
Un centro cultural que se integra al entorno
El Centro de Cultura ambiental está conformado por la dualidad e interacción de un Espacio Cultural al aire libre con un foro o plaza circular, y de un Pabellón Ambiental que alberga exposiciones enfocadas en la promoción de la cultura ambiental.
«Nuestra propuesta, además de contemplar un espacio de exposición cubierto (pabellón), ofrece a los usuarios diferentes espacios al aire libre en contacto con la naturaleza; plazas, foros, espacios de contemplación y de reunión que actúan como espacios de interacción social, discusión y formación para crear este nuevo discurso ambiental», nos cuenta Rafael Ponce Ortiz.
Al estar frente al lago, el Pabellón se incorpora delicadamente a la geometría de éste; y un conjunto de gradas de piedra volcánica sirven de contención, descanso y contemplación para el nuevo paisaje o escenario ambiental.
La edificación tiene un revestimiento de piedra volcánica que hace referencia al paisaje del Pedregal, y presenta una forma semicónica que lo hace ligero, flexible, versátil y de muy bajo mantenimiento.
Esta sencillez formal va acompañada de estrategias constructivas que minimizan su huella de carbono, pero además permiten que exista una transparencia visual que lo integra a los exteriores: hacia los jardines y hacia el espacio cultural.
Biodiversidad en lo que antes fue un estacionamiento
El otro elemento del nuevo Centro de Cultura ambiental está conformado por una Zona Agroecológica con diversas parcelas a modo de jardines que ocupan un espacio donde anteriormente hubo un estacionamiento.
«Creo que el reto más fuerte fue la poca fertilidad del suelo que nos encontramos en esta zona, que resolvimos con la propuesta de crear diferentes parcelas con cultivos rotativos que ayudarán a fortalecer las condiciones del suelo y mejorar la producción de vegetación», acepta el arquitecto.
Estas parcelas ofrecen un nuevo paisaje en armonía con la cubierta del Pabellón, a la vez que mejoran las condiciones ambientales del espacio y promueven la biodiversidad.
Cada una de estos jardines hace referencia a los diferentes ecosistemas y paisajes naturales de la Cuenca del Valle de México: Bosques templados, pastizales, humedales y vegetación de Pedregal.
Para transitarlos, ERRE Q ERRE propuso una serie de Paseos Bioculturales, que ofrecen una experiencia de inmersión en la naturaleza y un redescubrimiento educativo de la importancia de los elementos naturales dentro de un bosque urbano.
Estos Paseos confluyen en el Centro Cultural Ambiental y replican los trazos sinuosos del lago. El proyecto prioriza los principios de diseño de la permacultura, que zonifica el espacio y regula su nivel de mantenimiento según criterios de proximidad, en este caso al Centro de Cultura Ambiental.
El sistema de irrigación para la zona agroecológica funciona por gravedad. Inicia su recorrido en el Lago Menor y se distribuye gracias a un canal maestro visible y a varios canales secundarios con compuertas manuales que optimizan el aprovechamiento y manejo del agua.
Me gusta mucho la idea de crear espacios de convivencia no solo entre personas, creo que también debemos saber convivir con la vegetación, la fauna y los elementos naturales en las ciudades. Hacer ciudad debe contemplar también estos elementos (no solo pensar en las personas), concluye Rafael Ponce Ortiz, de ERRE Q ERRE arquitectura y urbanismo.