Platicar con Harry Skipsey, Pedro Carrasco Zanini y Jorge Yepes es entrar al mundo de un despacho joven que ha sabido aprovechar cada una de las oportunidades para crecer a lo largo de los dos años que lleva constituido MEXA – Módulo Experimental Arquitectónico, una oficina independiente de la CDMX que comenzó como un proyecto estudiantil en el sótano de una casa y años después se ha convertido en un despacho que trabaja enfocado en las necesidades y particularidades del cliente; desde arquitectura y diseño de interiores hasta creación de mobiliario a medida.
¿Cómo se formó MEXA Arquitectos?
Harry: El despacho se formó hace casi 6 años debajo del sótano de casa de Pedro, fue un proyecto que comenzó con un grupo de amigos y comenzamos a trabajar en casas, luego varios miembros originales abandonaron el proyecto, Pedro y yo decidimos contratar a Jorge. En un inicio solo éramos amigos trabajando, después comenzamos a creer que ya podíamos convertirnos en un despacho de arquitectura formal.
¿Cuál fue su primer proyecto?
Harry: Aún sin llamarnos MEXA, nuestro primer proyecto, donde pudimos poner la primera firma con el primer cliente fue una terraza. En 10 metros cuadrados hicimos una estructura de acero para techarla y unas lonas retráctiles que se abrían y se cerraban. Ya constituidos como MEXA, nuestro primer proyecto fue Casa entre Patios.
¿Cuál ha sido el proyecto que les ha parecido más complicado?
Pedro: El restaurante (Nana). Fue un proyecto que exigió muchísimo, tuvimos que aprender a reconocer que cada uno de nuestros clientes es distinto y adecuarnos a ellos, su necesidades y posibilidades económicas.
Harry: Nos enfrentamos con un cliente con un gran cuidado por el detalle. Con nuestra experiencia, el llegar a ese nivel de detalle y a tan elevados estándares nos llevó un poco de tiempo. Hubo cambios en el proyecto, cambios de materiales, nuevas lámparas, etc.
¿A qué proyecto le tienen más cariño?
Harry: A mí, “(Casa) Entre Patios”
Pedro: “Entre Patios” y “Casa en la Montaña”. La casa (Entre Patios), fue de nuestros primeros proyectos a gran escala, le metimos muchas ganas e hicimos los planes a detalle desde el día uno. Al momento de verlo materializado le agarramos muchísimo cariño; esta era la primera vez que veíamos completo algo que comenzamos desde cero.
Jorge: Para mí, el proyecto con Save the Children. A partir del 19S, comencé a pensar aún más en cómo las personas habitan los espacios. Se puede pensar que un proyecto es inmediato, pero en realidad es generacional. El hecho de poder ayudar a las personas a tener un espacio donde las futuras generaciones puedan habitarlo me parece muy importante.
¿Cómo comenzó el proyecto con Save the Children?
Harry: Después del terremoto, nos acercamos a diversos edificios para orientar a las personas y recomendar la visita de los Peritos. Coincidí en Morelos con una persona que está dentro de la organización y, platicando, se generó una propuesta donde la reconstrucción se podría hacer de manera más eficiente y económica. Esta propuesta llegó a los altos directivos de la organización y, luego de una licitación, nos dieron el proyecto.
Pedro: El punto de inicio (del proyecto) era crear un espacio digno para las familias. Nos dimos cuenta en las visitas previas que familias de siete o nueve miembros vivían en cuartitos de 5×5 e intentamos, de alguna forma, hacer más fácil su vida. Las casas están construidas para dar espacios de privacidad a cada uno de los miembros y crear un entorno más saludable para los niños.
¿Cuántas casas se desarrollaron?
Harry: El proyecto consiste en 29 casas, construidas en dos fases. La primera fase de 12 casas y una reestructuración. Están ubicadas en Ocuituco, Huejotengo, Huepalcalco, Tlalmimilulpan y Jumiltepec, son pueblitos que están en las faldas del volcán.
¿Ha sido difícil crecer como un despacho joven e independiente en un país donde hay grandes firmas de Arquitectura?
Pedro: Ha sido todo un reto. Al final de cuentas somos un espacio muy pequeño y hemos tenido que estar en todos los puestos, diseño, contador, arquitecto, administrador.
Harry: Pedro y yo comenzamos el despacho siendo parte de los albañiles; acarreando costales de escombro, luego pasamos a ser mozos de limpieza, hemos hecho de todo. Después, la carga de trabajo fue aumentando y hemos aprendido a manejar otras cosas más administrativas y tener de planta a gente talentosa, como nuestro maestro de obra.
“Trabajar de manera independiente nos ha enseñado mucho más que -quizás- trabajar en un gran despacho”
Pedro Carrasco Zanini
¿Qué los distingue como despacho arquitectónico?
Pedro: Experimentamos con muchas tipologías. Hemos buscado, a lo largo de nuestra carrera, adaptarnos a todas las circunstancias, no importa el presupuesto que tengamos o el cliente que sea, buscamos el resultado más digno con lo que tenemos a nuestro alcance.
¿A qué se dedicarían si no fuesen arquitectos?
Harry: Siempre le digo a Pedro que nos equivocamos de profesión porque ganamos muy poco (ríe). Me gusta mucho mi profesión. Antes de ser arquitecto quería ser abogado pero, hoy en día, estoy 100% seguro de la decisión que tomé.
Jorge: Hippie.
A futuro, ¿a qué proyectos les gustaría enfrentarse?
Harry: Sería muy interesante realizar alguna intervención urbana. Darle un plus a la ciudad sería un gran reto.
Jorge: Hacer un proyecto de rescate de patrimonio. Adaptar un edificio que se ha concebido para otra cosa no es una cosa sencilla.
“Hacemos arquitectura dependiendo de cada uno de nuestros clientes, con base a sus necesidades, con base en sus gustos, creando el mejor espacio de acuerdo a la persona”.
Pedro Carrasco Zanini
¿Qué es lo que más les gusta de hacer arquitectura?
Jorge: Personalmente, la arquitectura me ha abierto un mundo donde puedo conocer a distintas personas y cada una de ellas me aporta algo. Todos los días es crecer. La arquitectura me ha abierto a distintos mundos y ellos (las personas) te sumergen en lo que necesitan y tú lo reflejas en arquitectura.
Pedro: La influencia positiva que puedes tener en la vida de las personas. Dignificar la vida de la gente que va a ocupar tus espacios.