07 julio 2020

DIB, The experience

Este proyecto puede discutirse desde diversos enfoques. Por ejemplo, se diseñó principalmente como una propiedad para Airbnb, y como tal, constituye una tipología relativamente nueva.

Por: Wonne Ickx

Fotos: Jaime Navarro

La práctica arquitectónica oscila continuamente entre anticipar y solucionar una situación a modo. Combina retículas estructurales precisas con un contenido dinámico, la claridad del diseño con elementos compositivos libres, una planeación cuidadosa con la improvisación inteligente. Es un constante balancear y girar entre la efectividad calculada del ingeniero estructural y las delicadas intuiciones del artista.

 

Al final, el núcleo del trabajo del arquitecto no se define tanto por las soluciones de diseño específicas o las aplicaciones de materiales (que pueden cambiar de acuerdo con el programa, el sitio, el cliente e incluso el humor), como por su método de trabajo: por la metodología de diseño procesual, por la manera en que se estructura un proceso de diseño y por qué se define en qué momento exacto.

Muchos arquitectos se ven fascinados por la meticulosa planeación y preparación del proceso constructivo. Creen en el imperativo del plan arquitectónico, de las especificaciones exactas y los planos detallados. Se enorgullecen del control y registro precisos de las definiciones espaciales y materiales. Mies van der Rohe constituye un ejemplo obvio. Cuando le explicaron la belleza del jazz, su respuesta sentenciosa fue que había que ser cauto y receloso de la improvisación.

 

En el extremo opuesto, el mexicano Luis Barragán tensa el hilo. Era conocido por no entregar juegos de planos completos, por cambiar de opinión cuando llegaba a la obra y por improvisar libremente durante la construcción. Al regir su actitud de diseño con una mente abierta, desarrolló un enfoque sensible en la obra, con lo que ajustaba composiciones, texturas y colores a medida que se materializaban.

Durante la planeación y construcción del proyecto DIB, The experience en la colonia Roma de la Ciudad de México, tuve oportunidad de visitar el edificio en distintos momentos con el arquitecto Alejandro Tapia de MANADA. El proyecto puede discutirse desde diversos enfoques. Por ejemplo, se diseñó principalmente como una propiedad para Airbnb, y como tal, constituye una tipología relativamente nueva en la ciudad. Pero lo más sorprendente para mí durante nuestras conversaciones en la obra era su actitud subversiva hacia “la forma normal de trabajar” y su deseo de repensar por completo el proceso de diseño como un sistema normativo.

Alejandro me dijo que lo primero que diseña y construye son las principales particiones estructurales en concreto. Sólo después de eso comienza a pensar en acabados, posición exacta de habitaciones, incluso la plomería. “Donde sea que lo necesite, puedo perforar el concreto con el barreno que acabo de comprar.” Algo que sólo él puede hacer, siendo a la vez arquitecto y contratista.

 

En DIB, la absoluta dureza y la claridad brutal de un sistema estructural que le antecede (mi favorito: la implacable continuidad del único pasillo del proyecto hasta que se termina abruptamente en el límite trasero del terreno) se combina con la intuitiva despreocupación de resolver más adelante los detalles. El restirador (sí, incluso el restirador digital de una súper computadora con 3D CAD REVIT) tiene un límite… Produce un proyecto con detalles y soluciones que dan cuenta de la generosidad, participación y presencia de un arquitecto: la arriesgada solución del desnivel, el detalle del ventanaje (que me recordó la carpintería del Instituto Salk de Kahn), la posición de los interruptores y los cortineros. En resumen, la manera en que diferentes materiales se colocan uno sobre otro: a veces sin una lógica evidente (o no para mí), y sin embargo en absoluta armonía.

 

Y en eso reside la belleza de un proyecto arquitectónico que no se limita a la tarea específica de construir. Una actitud de diseño que está dispuesta a repensar y desafiar la metodología consecutiva de la disciplina, y busca aperturas, fisuras y rupturas en el sistema, con el fin de permitir que la improvisación y la espontaneidad se infiltren en el proceso de construcción. Creo que Picasso dijo: “Una vez que sabes exactamente lo que vas a hacer, no tiene sentido hacerlo… porque ya existe en tu cabeza.”

 

manada.mx

 




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