No hace falta decir que el diseño de esta vivienda representó todo un reto. La propuesta, con dimensiones particularmente estrechas, se resolvió en un programa funcional de dos niveles y 3 recámaras que crea un recorrido sinuoso a través del cual se descubre cada uno de los espacios de la casa.
Se conservó la estructura original del lote que data de los años 70 readaptando su uso. “Quisimos sacar provecho de las dimensiones y crear en toda la longitud del lote, una experiencia sensorial. Ir descubriendo espacio por espacio mediante un recorrido sinuoso que nos lleve de la mano y que, en vez de tomar el camino más corto al unir dos puntos, nos haga descubrir la vivienda poco a poco, todo esto acompañado de cambios de materiales, escala, iluminación y transiciones entre interior y exterior” apunta el despacho mexicano Taller Estilo Arquitectura, encargados del diseño de la vivienda.

Dos épocas conviven claramente en la propiedad. La parte antigua conserva su carácter tradicional con dos espacios cuyos muros y plafones están acabados en estuco con pintura y, en sus pisos de pasta, la historia de la región se hace presente. Por su parte, el espacio mapas reciente se convierte en una estructura monolítica donde una perforación semicircular permite el paso de la luz y ventilación natural.

La construcción se desarrolla sin desniveles ni cerramientos. Los espacios privados se delimitan de aquellos destinados a los servicios a través de muros de cristal reflejante. Al igual que en un caleidoscopio, una serie de espejos ubicados estratégicamente dentro de un tubo crean una ilusión óptica de reflejos infinitos que varían durante el día de acuerdo a la luz y las sombras que acceden por la apertura semicircular.












