Ebanisteria Meccanica, que desde 2020 cuenta con la dirección artística de Giulio Iacchetti, es emblema de un proyecto creado con pasión y la imagen de una marca que realza el objeto bien diseñado, creado y acabado a mano. Historia, tradición y artesanía se unen en esta marca que siempre se las arregla para vigilar el futuro y su territorio, Cerdeña, tan rico en valores e historias transmitidas de generación en generación, de padres a hijos. Sus productos se caracterizan por la presencia de elementos de alta fabricación, junto con creaciones para mobiliario o uso práctico sencillo.
Es con esto en mente que Diego Moretti, dueño de la empresa, da vida a: Aladino, un cascanueces con un diseño elegante y funcional, original e irónico. Un objeto esencial, delicado en apariencia pero fuerte en sustancia, capaz de abrir las cáscaras más duras.
Pero Aladdin ante todo es una creación artística, es un ‘juego’. Y es precisamente por eso que Diego Moretti ha decidido ir más allá para experimentar y atreverse, presentando una edición limitada: Aladino + Omineddos de Gian Piero Mongiu.
“Hace tiempo que imagino decorar uno de mis productos y nunca he abandonado la idea. En diciembre me enteré de ‘Omineddos’ en Instagram e inmediatamente vi a un artista con un estilo único y original. Sus creaciones devuelven a la dimensión street, entre el graffiti y el pop art, un estilo metropolitano que nace y tiene sus raíces en una Cerdeña que mira hacia el futuro, siempre fuerte en sus tradiciones. Me comuniqué con él de inmediato. El resultado de esta nueva colaboración es una mezcla única, dos artes que se encuentran para generar novedades: Aladino + Omineddos”, explica Diego Moretti sobre esta original colaboración.
Los ‘Omineddos’ son figuras estilizadas que recuerdan a las del escritor estadounidense Keith Haring, pero que tienen su propia originalidad y reconocibilidad. Estos hombrecitos están en todas partes, porque siempre están presentes en la mente de su creador que los reproduce en todas las superficies. Impresos con un rotulador de punta fina, los ‘Omineddos’ se apropian de todos los objetos que encuentran en su camino; parecen perdidos en impenetrables laberintos, pero en realidad señalan con su presencia un centro, un ombligo del mundo que puede estar en cualquier parte, pero que aún permanece en la isla donde nacieron: la tierra de Cerdeña.