A poco más de 200 metros de la playa, Achara se caracteriza por ser el primer restaurante tailandés de Sayulita, creando un sincretismo interesante entre la gastronomía nayarita y la tailandesa, ambas preparadas con hierbas, especias y sabores fuertes, con base en el arroz, las verduras al vapor, la carne y los mariscos.
La cocina se ha considerado, desde hace varios siglos, el centro de cualquier espacio habitacional y el corazón de cualquier restaurante, en Achara no es la excepción. Debido a la angostura del terreno, sólo tres metros de ancho, se decidió levantar la cocina al centro y envolverla en una estructura ligera de madera de parota y paneles de mimbre sobre muros bajos de concreto, de esta forma se permite el paso del aire y la luz, y el comensal puede observar toda acción realizada en la cocina. La estructura se resolvió a través de columnas dobles con anclajes de acero, que rematan en una bóveda de cañón o porfiriana, usual en antiguas bodegas, a base de ladrillo.
Funciona como un elemento conector entre dos espacios de comensales: al frente, un espacio en completa interacción con la calle y la barra de bebidas y, al fondo, rematando con un pequeño patio, un espacio más privado y para grupos más grandes, la cubierta se realizó con un entramado de bambú, reminiscencia de las construcciones vernáculas. Se buscó crear una atmósfera fresca y casual utilizando materiales regionales como el barro, la madera de parota y el cobre (utilizado en arbotantes y elementos de iluminación), además de una sobria paleta de color, basada en el café de la madera, el gris del concreto, el terracota del barro y en un verde esmeralda, utilizado en el mobiliario.